¿Quién elige vivir en un coliving? Así es el perfil del nuevo habitante

Hubo un tiempo -no hace tanto- en el que alquilar un piso era una operación práctica, sin más misterio que firmar papeles, pagar una fianza y cruzar los dedos para que el casero fuera decente. Hoy, eso ya no basta. En pleno 2025, buscamos otra cosa. Queremos vivir, no solo alojarnos. Queremos luz, compañía, armonía. Queremos un hogar con carácter, aunque sepamos que solo estaremos tres meses.

Esa es la promesa del coliving, un fenómeno que se extiende como pólvora por las grandes ciudades (y por algunas pequeñas también) y que responde a una necesidad emocional, no solo logística. Y sí, hay un nuevo perfil que lo elige. Personas con otro ritmo, otro chip, otra idea de lo que significa habitar. En Casa Magnética llevamos tiempo observándolo, viviéndolo, diseñando para ello. Porque hay casas que son cajas vacías, y otras que tienen alma. Las nuestras, lo sentimos, son de las segundas.

Cuando la casa ya no es solo una casa

Este artículo quiere que entiendas quiénes están detrás del boom del coliving. Qué buscan, por qué se mueven así, qué esperan del lugar donde van a vivir y trabajar. Porque no hablamos de inquilinos al uso, sino de nómadas digitales en Ibiza o Vigo, diseñadores, creativos, desplazados por un proyecto, perfiles flexibles que quieren algo más que cuatro paredes.

También te contaremos cómo debería ser un coliving para atraer a este perfil: con luz, con comunidad, con sentido. Te daremos pistas, ejemplos y sí, alguna que otra reflexión sin pretensiones. Porque si vas a construir o transformar un espacio, más vale que sepas a quién te estás dirigiendo.

El habitante de coliving: entre el desapego y la necesidad de pertenencia

Ya no basta con tener un techo: hay que sentirse parte de algo

Estamos ante un tipo de persona que, si pudiera, viviría en varios sitios a la vez. Que trabaja desde cualquier lugar con wifi decente, que huye del alquiler de toda la vida y que no quiere sentirse solo al final del día. Alguien que valora el silencio tanto como una conversación espontánea en la cocina.

Comunidad, pero sin presión

Ojo: buscan comunidad, sí, pero no abrazos obligatorios ni dinámicas de grupo impostadas. Quieren poder tomarse un café con alguien interesante, compartir ideas, apoyarse si hace falta. El 85% de quienes viven en colivings dicen que lo hacen por eso: por la gente. Y no hablamos de frases hechas, sino de vínculos reales, de esos que nacen sin que nadie los fuerce.

Flexibilidad como forma de vida

No les pidas un contrato de un año. No lo firmarán. Este perfil —freelancers, diseñadores, emprendedores nómadas— necesita cambiar de entorno como quien cambia de playlist. Por eso, buscan estancias cortas, condiciones claras y la posibilidad de recoger sus cosas sin dramas ni penalizaciones.

Bienestar que se nota, no que se finge

No es postureo: valoran el silencio, la luz natural, los materiales que respiran, el diseño honesto. Quieren espacios que no cansen, que acompañen. Lugares que huelen bien, que suenan bien. Casas que, aunque compartidas, no se sientan prestadas.

¿Y quiénes son, exactamente?

Edad: de los 25 a los 40… y subiendo

Muchos están en plena etapa de exploración vital. Algunos han terminado una relación, otros están montando su segundo startup. Lo común: ganas de moverse, de aprender, de no anclarse.

Profesiones con pasaporte flexible

  • Nómadas digitales (Ibiza es un clásico)

  • Creativos en pausa o en transición

  • Consultores que se hartaron del hotel de empresa

  • Gente que busca empezar de cero sin perder la conexión humana

Valores que no figuran en un contrato

  • Conexión humana sin artificios

  • Bienestar emocional y físico

  • Sostenibilidad (real, no solo estética)

  • Contratos sin letra pequeña

  • Lugares con buen gusto

¿Cómo debe ser un coliving para no espantar a este perfil?

Que tenga alma, no solo diseño

Una casa puede estar bien decorada y ser un desierto emocional. Este perfil lo detecta al instante. Necesitan espacios que se sientan pensados, con intención. No hablamos de lujo, sino de coherencia. De casas que no pidan permiso para ser distintas.

Luz, sí. Y rincones donde estar solo sin sentirse aislado

La luz es clave. La buena luz. La que entra sin pedir permiso. Pero también importa el cómo se distribuye el espacio: zonas comunes que inviten, no que obliguen; rincones donde puedas aislarte sin desaparecer. Que trabajar en pijama no signifique renunciar al silencio.

Servicios que cuidan sin invadir

Nada de excesos. Basta con tener lo que hace falta, bien hecho.

  • Espacios para trabajar que no parezcan oficinas sin alma

  • Actividades optativas, no impuestas

  • Cocina que invite a compartir sin pelearse por los fogones

  • Normas claras, pero con criterio humano

Cuando el diseño toca algo más profundo

El magnetismo que no se puede fingir

En Casa Magnética lo sabemos: el diseño emocional no es una moda, es una necesidad. Porque una casa que te acoge, te cambia. Que te inspira, te transforma. Diseñamos hogares con esa intención: provocar algo. Una pausa. Una idea. Un suspiro.

Un hogar que te acompaña, aunque no te retenga

Hay personas que solo estarán tres meses. O tres semanas. Pero si el espacio conecta, se quedan en la memoria. El coliving moderno no quiere retener, quiere acompañar procesos vitales. Desde el luto hasta el renacimiento. Desde el burnout hasta la reinvención.

Ejemplos que sí funcionan (y no son de catálogo)

  • Casa Sende (Ourense, Galicia): coliving que abraza el bienestar, con espacios donde uno puede respirar sin sentirse solo.

  • The Hub Ibiza: sí, está en Ibiza, pero no es solo para instagrammers. Tiene actividades reales, espacios cuidados, comunidad auténtica.

  • Casa Magnética Vigo: diseño emocional, comunicación que conecta, magnetismo en cada detalle. Porque el alma no se improvisa.

Algunas preguntas que escuchamos cada semana (y sus respuestas reales)

¿Esto es solo para gente joven?

No. Cada vez hay más perfiles mayores que buscan precisamente eso: vivir acompañados, sin renunciar a su espacio.

¿Un coliving es un coworking con camas?

No. Es un hogar con alma compartida. El coworking puede estar, pero no es el centro. Lo que importa es la experiencia vital.

¿Solo para nómadas?

Tampoco. Hay quienes eligen coliving como estilo de vida permanente. Por la comunidad, por la estética, por el bienestar.

¿Qué necesita un coliving para funcionar de verdad?

  • Diseño con intención

  • Equilibrio entre lo privado y lo común

  • Gestión humana, no robótica

  • Comunidad orgánica, no impuesta

Si vas a crear un hogar, que sea uno que se recuerde

El coliving no es un experimento. Es una respuesta. A la soledad, al exceso, a la falta de alma en los espacios modernos. Y quienes lo eligen no lo hacen por moda, sino por necesidad. Porque saben lo que quieren y, sobre todo, lo que no.

Desde Casa Magnética te ayudamos a diseñar espacios con sentido. Que conecten, que cuiden, que duren más allá de las llaves. Si estás pensando en transformar tu espacio o crear uno desde cero, aquí puedes ver cómo trabajamos.

No diseñamos casas. Creamos hogares con magnetismo.


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